2. Prometida al invierno
En las tierras indómitas del norte de Escocia, donde los clanes aún se rigen por antiguos agravios y el invierno llega como un juicio, un pacto forzado une a dos enemigos: un joven laird desgastado por la guerra, y la hija del hombre que más odia.
Signe Thoraldsdóttir ha sido criada con severidad y desconfianza, dividida entre la sangre de su padre los Caddach, orgullosamente escocesa y el legado silenciado de su madre, heredera de un linaje nórdico que los suyos consideran impuro. Cuando es entregada en matrimonio a Taran Maelgar, laird de un clan al borde del abismo, no imagina que el mayor conflicto no será externo, sino íntimo.
Él la recibe con suspicacia. Ella lo observa en silencio. La alianza parece destinada al fracaso… hasta que la desconfianza se quiebra y el amor empieza a surgir como un incendio tímido bajo la escarcha.
Pero la paz es inestable, y las heridas del pasado no duermen. Cuando todo amenaza con volverse contra ella, Signe huye hacia el único lugar donde aún podría pertenecer: las lejanas islas del norte, donde el eco de sus ancestros sigue vivo en la niebla y en los cantos del mar.
Y mientras el viento cambia y las estaciones se consumen, Taran deberá decidir si es capaz de abandonar el orgullo, desafiar su tierra… y buscarla más allá del fin del mundo conocido.
Pero la mujer que llega desde el otro lado del conflicto no es sumisa ni temerosa: es fuego callado, mirada indomable, y el eco de un linaje más antiguo que los suyos.
Entre traiciones, caminos nevados y viejos rencores que se niegan a morir, Signe deberá elegir entre su instinto y su deber, entre la herencia que lleva en la piel y el amor que florece en lo incierto. Y cuando el invierno caiga como una sentencia, ¿descubrirá que no basta con sobrevivir, ni siquiera con una tregua? ¿Tendrá que aprender a perdonarse, incluso cuando el precio es la renuncia?
En el límite entre la espada y el corazón, entre dos mundos que se rechazan, ella se convierte en algo más que una esposa o una hija: se vuelve destino.
¿Y si amar a quien se teme es la única forma de salvar lo que aún no se ha perdido?
¿Puede una mujer nacida entre dos sangres cambiar el curso de la historia… o está escrita su ruina desde antes de nacer?
