.

.
.

T.L. Smith

Lovesick 


No podría romperlo. Roto es como él estaba. Rota es como siempre estaré.
A sus ojos, ojos que contenían tanta desesperación que no los podía mirar por mucho tiempo.
A su puño, que se apretaba tan fuertemente como si estuviera bloqueando el dolor.
A sus labios, que nunca pronunciaron una palabra de los años de angustia.
Y a pesar de todo no podía alejarme de él.
Era como si se estuviera ahogando en un océano y yo quisiera agarrar su rostro y susurrar contra sus labios: "No te olvides de respirar".
Así fue como me enamoré de un hombre. Un hombre que estaba tan enfermo de amor, que temía que me ahogara en el mismo océano en el que él se había perdido.