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Frank Herbert

Destino, el vacío


En la novela, la humanidad ha intentado desarrollar las inteligencias artificiales, todos fueron intentos fallidos, excepto uno, con consecuencia desastrosas.
Para no perder ese valioso proyecto, pero sin exponer a la Tierra, lo que los gobiernos participantes planean es clonar a los científicos y expertos mas sobresalientes del mundo, meterlos a los miles de ellos, criogenicamente, en una nave espacial, la cual tiene solamente una tripulación básica de 6 personas. Después los envían al sistema solar Tau Ceti, el cual no tiene ni un solo planeta habitable. Obviamente, la integridad de los clones no es prioridad para la misión.
Esta limitada tripulación solo va despierta de forma simbólica, pues el control de la nave lo realiza el Núcleo Mental Organico (NMO), el cual es un cerebro humano removido a un recién nacido deforme y clínicamente agónico, el cual mediante electrónica mantiene el control directo de la nave.
 Los administradores de la Tierra generan de antemano problemas y fallas en la nave, para obligar a los tripulantes a conectar los NMO con diferentes configuraciones, y generar el nacimiento de la inteligencia artificial, a una distancia segura de la Tierra.
 En el séptimo intento, ocurre un evento imposible de predecir.