Dolores Redondo (Baztán)

1. El guardián invisible


Ainhoa Elizasu fue la segunda víctima del basajaun, aunque entonces la prensa todavía no lo llamaba así. Fue un poco más tarde cuando trascendió que alrededor de los cadáveres aparecían pelos de animal, restos de piel y rastros dudosamente humanos, unidos a una especie de fúnebre ceremonia de purificación. Una fuerza maligna, telúrica y ancestral parecía haber marcado los cuerpos de aquellas casi niñas con la ropa rasgada, el vello púbico rasurado y las manos dispuestas en actitud virginal.» En los márgenes del río Baztán, en el valle de Navarra, aparece el cuerpo desnudo de una adolescente en unas circunstancias que lo ponen en relación con un asesinato ocurrido en los alrededores un mes atrás.La inspectora de la sección de homicidios dela Policía Foral, Amaia Salazar, será la encargada de dirigir una investigación que la llevará devuelta a Elizondo, una pequeña población de donde es originaria y de la que ha tratado de huir toda su vida. Enfrentada con las cada vez más complicadas derivaciones del caso y con sus propios fantasmas familiares, la investigación de Amaia es una carrera contrarreloj para dar con un asesino que puede mostrar el rostro más aterrador de una realidad brutal al tiempo que convocar a los seres más inquietantes de las leyendas del Norte.

2. Legado de los huesos


La inspectora Amaia Salazar está en el último tramo de su embarazo, pero eso no le impide acudir al juicio de Jasón Medina, acusado de violar y asesinar a su hijastra. La muerte de la joven Johana ha sembrado el terror en el valle de Baztán y el pueblo espera justicia. Sin embargo, Medina se quita la vida en las dependencias del juzgado. Lo más inquietante es que deja un mensaje dirigido a la inspectora, con una única palabra: Tarttalo.
Meses después, Amaia ha tenido su primer hijo y se enfrenta a un nuevo caso, relacionado con la profanación de una iglesia. Pero un hecho inesperado reclama su atención: el suicidio de otro preso mientras cumplía condena por asesinato. No tenía relación alguna con Jasón Medina, salvo que dejó el mismo mensaje escrito en la pared de su celda: Tarttalo, el nombre de un ser sanguinario según la mitología del norte.
Empieza un juego cada vez más peligroso. Y quien dicta las normas parece conocer las debilidades, los temores y los secretos de Amaia Salazar.

3. Ofrenda a la tormenta


Ha pasado ya un mes desde que la inspectora de la Policía Foral recuperó a su hijo y pudo detener a Berasategui. Pero a pesar de que tanto la Guardia Civil como el juez Markina dan por muerta a Rosario, Amaia siente que no está libre de peligro, un desasosiego que sólo Jonan comprende. Una mujer denuncia que la muerte súbita de su nieta, oficialmente una muerte de cuna, le parece sospechosa tras el comportamiento extraño del padre de la niña, que ha sido detenido cuando intentaba robar el cadáver pronunciando palabras inconexas acerca de entregar a su propia hija. El bebé tiene unas marcas rojizas en el rostro que indican que ha habido presión y parece claro que ha sido asesinada. La abuela de la pequeña habla de una criatura mágica de la zona, un ser maléfico, causante de las pesadillas que producen en el durmiente una inmovilización que les impide despertar. Se trata del Inguma, el ser que arrebata la vida durante el sueño. La investigación de este caso llevará a Amaia y a su equipo a descubrir algunas irregularidades en casos parecidos que se produjeron en el valle en el pasado, demasiados casos en una zona relativamente pequeña. Y entonces, trasladado por orden del juez Marquina, el asesino Berasategui aparece muerto en su celda, tras un coma inducido por una droga que alguien ha tenido que facilitarle. La trama se acelera hacia una resolución sorprendente, en la que Amaia debe enfrentarse al auténtico origen de los sucesos que han asolado el valle del Baztán. Y mientras, desde el bosque, una impresionante tormenta llega para sepultar la verdad más demoledora.