.

.
.

Loretta Chase (Canallas)

1. El encanto de un bribón


A Esme Brentmor no le importa que la venganza no sea cosa de mujeres. Está determinada a vengar el asesinato de su amado padre, un enigmático aristócrata inglés que ha pasado los últimos años de su vida en un exilio autoimpuesto. El honor la obliga a no permitir que nada ni nadie se interponga en su camino. Y eso incluye al apuesto pícaro que, desde que ha aparecido en su ordenada vida, lo ha puesto todo patas arriba y cuyos encantos no compensan su carácter perezoso e irresponsable.
Habiendo perdido toda su herencia en las mesas de juego, Varian St. George, Lord Edenmont, trata de vivir el día a día gracias a su ingenio y encantadores modales. Siendo un hombre cuyo lema en la vida es la ley del "mínimo esfuerzo" preferiblemente bajo las suaves sábanas de las camas de mujeres bien dispuestas, no quiere verse inmerso en una alocada búsqueda con una pelirroja de mal genio que va armada hasta los dientes.
Y de esta manera, obligados a viajar juntos por tierras exóticas, la peculiar pareja descubrirá muy pronto que el roce puede producir peligrosas chispas....

2. Cautivos de la noche


Cuando el intrigante Conde D’Esmond entra en cualquier habitación las mujeres se desmayan y los hombres rechinan los dientes. El Conde está más que acostumbrado a esa reacción y trata de sacar el máximo provecho de ella. Pero nada lo ha preparado para enfrentarse a Leila Beaumont y con sólo una mirada a sus dorados ojos queda peligrosamente cautivado. Lo que es un problema, ya que Esmond no puede permitirse ningún tipo de distracción, por muy apasionada que prometa ser. Se supone que está trabajando nada más ni nada menos que: ¡para el Gobierno Británico!, y sus superiores quieren llevar ante la justicia al corrupto y traidor marido de Leila.
Y, cuando el esposo de ésta, como era de esperar, es asesinado, todo lo que Esmond tiene que hacer es dejar a Leila libre de toda sospecha y seguir con su siguiente misión.
Pero el librarse de la horca por el asesinato de su marido no es suficiente para Leila. Ella quiere saber la verdad, toda la verdad, sobre Esmond, un hombre que se ha pasado toda su vida mintiendo.

3. Abandonada a tus caricias


Todo el empeño de la cabezota, independiente y soltera por convicción Jessica Trent, es alejar a su débil hermano de la destructiva influencia de Sebastian Ballister, marqués de Dain, un hombre de físico aparentemente repulsivo.
Nunca esperó que acabaría deseando al arrogante y amoral marqués. Y cuando la pasión recíproca de Sebastian les compromete de una manera un tanto escandalosa, y pública, a Jessica no le queda otra opción, para rehabilitar su nombre ante la rígida sociedad inglesa, que pedirle, legalmente, una satisfacción...
Maldiciéndola por tentarle, por besarle y, sobre todo, por obligarle a salvar su reputación, Dain no puede esperar a poner a la furiosa muchacha en su sitio, y, a ser posible, en alguna posición amorosa. Y si eso significa matrimonio, pues así sea. Porque Sebastian está seguro de que puede seguir manteniéndose a distancia y de que su corazón no sucumbirá ante los múltiples encantos de Jessica...

4. La novia del conde loco


Todos adoran una boda…
Nada levanta los corazones como el repiqueteo de las campanas anunciando una boda. O la vista de una pareja feliz que está siendo alabada con confeti y buenos deseos. Ahora los nombres más populares de la ficción romántica y las autoras más aclamadas te acompañan en cuatro celebraciones gloriosas del amor eterno:
La Novia del Conde Loco trata de lord Dorian Rawnsley, cuyas migrañas son consideradas síntoma de locura y que se encuentra al borde de la muerte, y Gwendolyn Adams, una pelirroja de ojos verdes capaz de darle el heredero que tanto ansía.

5. Todo por un beso


Era una mujer asombrosamente ardiente y Vere Mallory, el notorio Duque de Ainswood, nunca había conocido a nadie como ella. Y, a pesar de que creyó que estaba rescatando a Lydia Grenville de los brazos de un renombrado holgazán, se percató rápidamente que ella estaba completamente enfadada por su interferencia. Divertido por la rabia que esa gatita del infierno estaba mostrando, Mallory se jura a sí mismo enseñarle un poco de humildad, tanto en la vida, como en el amor.
Lydia Grenville estaba echa una furia. Estaba determinada a librar a todas las mujeres de los deshonrosos libertinos como el infame Mallory, para que no se rindan a sus escandalosos encantos. Sin embargo, y muy a su pesar, se ve abrumada por las vivas sensaciones que él produce en su cuerpo y, cuando descubre que él se ha jactado de que conseguirá domarla, Lydia promete no ponerle las cosas fáciles y pelear con uñas y dientes... pero nada la había preparado para terminar rindiéndose a sus brazos.