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Arlette Gevene (Waterfallcastle)

1. La promesa del highlander

 

Él juró que jamás volvería a confiar en una mujer hasta que una promesa de honor se interpuso en su juramento.
Kerien McFalcon es un poderoso y valiente Laird de Las Tierras Altas que guarda un oscuro y vergonzoso secreto en su pasado. Se siente torturado por la traición y abrumado por los remordimientos. Ha sido repudiado por su padre y denigrado en sus sentimientos masculinos por la actuación de una mujer. Kerien sufre una maldición difícil de sobrellevar.
Tras la traición de la que ha sido objeto años atrás, se jura a sí mismo que jamás volverá a confiar en una mujer ni en sus pérfidas maquinaciones. Ni puede, ni desea volver a amarlas.
Cuando el rey de Escocia, Guillermo McAtholl, lo envía a él y a tres de sus hombres al reino de Castilla en busca de su hija María, Kerien trata de rehuir la orden de todas las formas posibles, pero Guillermo se muestra férreo en su empeño de que traiga a su lado a su hija sana y salva en todos los sentidos. Kerien, finalmente, acepta la orden de su rey.
Su llegada a Castilla lo sumerge en una vorágine de intrigas pues el príncipe Juan desea a la castellana muerta, y ya ha mandado a sus secuaces a Toledo.
Kerien descubrirá en ese viaje el poder persuasorio del amor y su incapacidad de controlar los sentimientos que le despierta la hechicera de ojos misteriosos. La batalla de sentimientos encontrados ha comenzado.
Marina, es una noble y decidida mujer que se encuentra ante la decisión más difícil de su existencia; elegir entre el amor de su vida o la lealtad a su familia. Su mejor amigo va a ser ahorcado, y en su desesperación para tratar de liberarlo, acude a la única persona que puede ofrecerle la ayuda que necesita, Brandon McGregor, un Laird arrogante, posesivo, y del que está irremediablemente enamorada. Sin embargo, el escocés la desprecia por que la cree una manipuladora sin sentimientos. Una arpía traidora e indigna de confianza. Marina llega a una encrucijada de difícil elección, si salva a su amigo, debe traicionarlo a él, y Brandon no piensa perdonar sus intrigas y maquinaciones. Marina tendrá que pagar el precio que el Laird de Ruthvencastle le imponga.