El juego de la sospecha
Lo que tenía que hacer estaba clarísimo…
Sara Frazer no tenía opción. Debía entrar en casa de Adrian Saville en busca de pistas sobre el caso de su tío Lowell y, una vez dentro, no pudo evitar cotillear un poco…
Ya antes de abrir la puerta de su casa, Adrian Saville sabía que había entrado alguien porque tenía un sistema de alarma especial que atrapaba al intruso dentro de la vivienda. Pero, cuando vio de quién se trataba, no se lo podía creer. Sara. Había soñado con ella porque sabía que era inevitable que se vieran, y estaba tan seguro porque solo él sabía qué pistas estaba buscando Sara.