No puedo ganar.
Estoy rodeada de feroces lobas, todas luchando por la atención del Alfa Theron. ¿Y yo? Solo soy una simple humana, «papel tapiz» como él me llama: nada especial.
Pero eso no le impide jugar su juego de tentación. La atracción entre nosotros me asusta porque sé que me consumirá en nombre de la pasión.
Así que, en esta manada injusta, no tuve más remedio que irme.
Pero me fui con un secreto...
Un bebé
2. La compañera elegida de Alpha
¿El chico guapo con el que me topé mientras escapaba de mi matrimonio arreglado? Pura felicidad... hasta que me arrastró a casa, me encerró y declaró que soy su Luna.
Ahora lo sé, el chico perfecto que aparece de la nada no siempre es el destino; a veces, es tu enemigo. Eso explica por qué me mira con furia como si yo hubiera arruinado su vida.
Dice que me odia, que odia a mi manada, y que usarme para chantajear a mi padre es su plan genial. ¿Y yo? A nadie le importa lo que pienso: solo he cambiado un infierno por otro, cortesía de mi amante enemigo.
-No estás en posición de hacer exigencias, Princesa- sonríe con suficiencia.
Muy bien, de acuerdo. Pero ¿podemos hablar de por qué has estado merodeando y dibujándome como un artista enamorado durante, oh, seis años?
3. Atado al enemigo
Alessandra.
Daxton es mi enemigo y, técnicamente, mi marido.
Ambos hemos pensado en matarnos el uno al otro, más de una vez.
Pero seamos sinceros, también hemos hecho temblar las paredes del dormitorio con la misma frecuencia.
Esto no es solo una batalla entre nuestros clanes; es una guerra personal, y no pienso rendirme, ni en la sala del consejo, ni mucho menos en la cama.
¿Hijos? ¿Nosotros? Sí, claro.
Es el chiste más grande que he escuchado.
Pero eso no cambia el hecho de que las chispas entre nosotros son reales.
Somos como gasolina y fuego, y sé cómo termina esto para mí.
Cuando el peligro llame a la puerta, sea lo que sea esta cosa retorcida entre nosotros, se extinguirá rápidamente.
Daxton.
Ale es mi enemiga... y mi esposa.
Sé lo que estás pensando.
Odias este matrimonio.
No eres una florcita frágil, eres la reina en espera, intocable.
Y detestas estar atrapada en este lío.
Pero cariño, si quieres verme muerto, tendrás que esforzarte más.
Cuanto más te resistes, más deseo poseer cada parte de ti, saber cómo sabes cuando no solo estás luchando contra mí.
No pensé que estaría tan envuelto en ti.
Pero tus labios... son adictivos.
Me quedo cerca, no solo para tenerte, sino para asegurarme de que sigas aquí cuando llegue la verdadera amenaza.
¿Por qué crees que sigo enredado contigo?
4. El bono equivocado
Arlene.
Te conozco. Una noche, de repente te aburriste de tu mansión de un millón de dólares y tu vida privilegiada, así que te aventuraste en las peligrosas calles, llamándolo «investigación» pero en realidad buscando emociones fuertes.
Te enamoraste de una camarera de bar porque pensaste que ella estaba «interesada» en ti. Es hermosa, peligrosa y lo suficientemente baja para satisfacer tu curiosidad sin convertirse en un problema cuando pases a la siguiente.
Lo entiendo: la gente como tú ve todo en el mundo como un patio de juegos, incluyéndome a mí.
Desafortunadamente, yo soy esa camarera de bar.
Shawn.
Te conozco. No crees en el amor, así que prefieres ser mi amante antes que admitir que tus sentimientos por mí coinciden con los míos por ti.
No confías en nada más que en el dinero, y a mí nunca me ha importado. Uso mi riqueza para mantener nuestra conexión pura, haciéndote creer que todo es una transacción, solo para poder ver esa sonrisa satisfecha en tu rostro.
Dudas de mí y no sabes hasta dónde llegaría por ti. Honestamente, al principio tampoco estaba seguro, hasta que apareció mi pareja destinada.
Entonces me di cuenta de hasta dónde llegaría. Daría mi vida por ti. Así de profundo es mi amor por ti.
5. La tentación oculta
Me enamoré del Alfa hombre lobo en el momento en que sus colmillos se hundieron en mi cuello, no como una amenaza, sino como una necesidad salvaje.
Me dijo que mi sangre era como vino bañado por la luz de la luna, pero cuando confesé mi secreto de ser mitad vampira, me abandonó sin decir palabra.
Durante años, huí llevando a su hijo en mi vientre y un corazón que se negaba a latir.
Ahora, está de pie ante mi puerta, diciéndome que sus colmillos ya no tiemblan ante mi sangre, que ha aprendido a contar sus latidos bajo la luz de la luna.
Pero esta vez, mis colmillos están enterrados en su palma, su piel se rompe, y el dolor es solo suyo para soportar.
