1. El rescate del Highlander
Lachlan es el cuarto de los hijos de Craig McEntrie. Es metódico, estoico y el mejor domador de caballos de las Highlands. Lleva una vida apacible, tiene una familia poco usual y un corazón hecho pedazos, gracias a quien fue su prometida dos años atrás y a la indiscutible colaboración de su hermano Kenneth.
Enid Greenwood tiene un problema: se enamora y se desenamora más rápido de lo que galopa. Su debilidad son los caballos y los hombres prohibidos o poco aconsejables, y de ambas cosas va a encontrar en abundancia en el castillo de los McEntrie y sus alrededores.
Una joven enamoradiza y un highlander con el corazón destrozado. ¿Qué puede salir mal?
2. El destino de Caillen
«Caillen McEntrie tenía muy buena memoria. Este era un hecho fehaciente que corroboraría cualquiera que lo conociese. Recordaba cosas que habrían pasado desapercibidas para cualquiera: El aroma de la brisa al colarse por una ventana el día en que Alana murió, el color del cielo el día en que Daphne bajó del carruaje y lo vio asomado a la ventana. El olor de la hierba mojada sobre su tumba… Ese tipo de cosas. Aunque no era eso lo único que era capaz de memorizar con una precisión matemática».
Augusta O’Sullivan es la mejor amiga de Kenneth. Bueno, la única, para ser precisos y eso, lejos de favorecer a sus intenciones va totalmente en contra de ellas. Augusta, además, le tiene miedo a los caballos y ¿qué podría haber peor que eso para un McEntrie? Cualquier cosa que tenga que ver con un McDonald, es cierto.
Un misterioso mendigo, una joya robada, los MacDonald creando problemas y nuestros protagonistas intentando seguir el camino que les dicta su corazón. ¿Preparadas para una nueva aventura?
3. El demonio de las Highlands
Kenneth es un McEntrie, pero a veces se siente como un bastardo. Es un gran jugador y nada propenso a la ternura. A la hora de querer es más un puercoespín que un perro faldero y lo más bonito que le ha dicho nunca a Rowena es que es una bruja.
Rowena Sinclair es la hermana de Aileen y detesta profundamente al hombre que evitó que emparentasen con los McEntrie, quitándole así la posibilidad de pertenecer a una familia que sí merecía la pena.
¿Tantos nombres había que descartar? O era muy arrogante o tenía a todo Lanerburgh haciendo cola. Sacudió la cabeza y apartó la mirada con un repentino malhumor».
Un demonio y una bruja ¿puede haber una combinación más explosiva?
4. El honor de un escocés
Ewan es el pequeño de los McEntrie, quizá por ello siempre ha estado en un segundo plano y se ha dedicado a observar a sus hermanos y a aprender de ellos. Le gustan los animales en general, aunque siente un afecto especial hacia los caballos, claro. Siempre ha sabido lo que quería hacer en la vida y cuando por fin consigue que su padre le dé permiso para ir a la mejor escuela veterinaria de Inglaterra se siente realizado por completo. Aunque a sus hermanos no les parece que esté realizado del todo y no se privan de decírselo.
Bonnie es la hija pequeña de Bhattair MacDonald. Su pasión son los libros, sabe cuántos hay en la biblioteca de los McEntrie y todos los que le falta por leer. Cuando regresa de la Academia Robertson, a la que ha podido asistir gracias a Elizabeth, ya no es la muchacha desgarbada y tímida que se marchó, ahora es una jovencita de lo más interesante, aunque le sigue gustando contarlo todo.
Un McEntrie y una MacDonald, ¿qué podría salir mal?
5. El corazón de un McEntrie
Brodie empieza a estar desencantado de Inglaterra. Londres ya no le parece tan brillante y echa de menos a su familia. Al final, no es tan inglés como pensaba y su ausencia de Escocia empieza a causarle añoranza. Por suerte, tiene a Cecilia para recordar viejos tiempos, pero a las Wharton eso no les parece suficiente.
Lavinia Wainwright ha sufrido un terrible cataclismo que ha hecho pedazos todo aquello en lo que creía y que la sustentaba. Después de recluirse voluntariamente en un sanatorio, regresa a Londres para continuar con su solitaria vida. Con su madre muerta, su padre en la cárcel y la que fue su casa convertida en un orfanato, lo único que quiere es que la dejen en paz. Pero está claro que ese escocés de ojos azules y mirada burlona no va a ponérselo fácil.
Lo detestaba, no había la menor duda. Nadie hablaría así a un escocés si no lo quería como enemigo...
6. La maldición de los McEntrie
«-¡Hannah!
-Vas a gastarme el nombre esta noche -se burló levantándose para regresar a su silla-. No quería secarme por dentro. Dios y nuestros padres no me dieron belleza ni un cuerpo que pudiera atraer a los hombres. Mis pechos son pequeños y mis caderas rectas. Y no hablemos ya de mi rostro, como carta de presentación no es digno de mención siquiera. -Se encogió de hombros-. Si quería ser amada debía hacerlo yo misma.
-No hables así.
-¿Por qué no? Es la verdad»
Olivia abrió la boca sorprendida y volvió a cerrarla sin encontrar las palabras. Hannah sonrió satisfecha y añadió una cucharada de salsa a su plato.
-Tal y como yo lo veo, no tengo que rendir cuentas ante nadie. Tengo solo una vida para vivir».
Craig McEntrie no quiere volver a casarse. La maldición de su antepasado, Keenan McEntrie, lo persigue y ser un hombre hecho y derecho no parece ser suficiente para dejarse de tonterías.
«-Ni padre ni hostias -lo cortó con fiereza y tirando la servilleta sobre el plato se puso de pie-. No quiero escuchar mencionar la palabra matrimonio jamás, ¿me oís? Juré sobre la tumba de vuestra madre que no volvería a casarme. ¡Respetadla!
Las mujeres bajaron la mirada conscientes de que luego se arrepentiría de hablarles así. Pero sus hijos no apartaron los ojos, acostumbrados a esos arranques intempestivos.
-¿Ella lo sabe? -preguntó Dougal sin el menor temor.
-¡Claro que lo sabe! ¿Por quién me tomas?».
Liam Fraser ha tirado la toalla, tiene claro que el amor no es para él y que no es un McEntrie por más que lo parezca. Pero eso no significa que no pueda disfrutar de las mieles de lo que tiene más que ver con carne y hueso, que con alma y corazón.
«-Alégrate de librarte de mí y sigue tu camino, Liam Fraser. Búscate a una mujer sumisa a la que le gusten las ovejas y, sobre todo, que sea hermosa para que luzca bien en los salones de tus amigos. Una que puedas ver junto a Rowena McEntrie sin lamentar que ella sea de tu mejor amigo y no tuya.
-No hables así de…
Hannah soltó una carcajada.
-Es perfecta, nadie debería reprocharte que la desees. -Se encogió de hombros-. Lástima que ella no sea tan zorra como yo, ¿verdad?».
Dos rudos highlanders y dos hermanas que llegaron a Lanerburgh sin saber que sus vidas iban a cambiar para siempre y sin remedio.