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Claire Phillips

La elección de una duquesa


Tres semanas en Bath era lo que la vizcondesa de Antonwe pensaba pasar en la tranquilidad propia del lugar junto a su cuñada, lady Evelin y sus tres hijas, lady Eliza, lady Coralina y lady Leona. Deseaba socializar de modo sosegado y, quizás, inclinar un poco la fortuna a su favor y encontrar algún buen pretendiente para sus hijas, entendiendo por tal a adecuados caballeros con título o herederos de los mismos que gozaren de una buena posición económica y social. Pero lo que lady Antonwe no sabía es que ni todos los hombres son lo que aparentan ni menos sus intenciones para con sus hijas, sobre todo cuando éstas acaban enredadas en un complot que bien podría afectar a la Corona y a sus propias vidas.
Siendo un caballero heredero de título y, además, uno que se preciaba de no dejarse cazar por matronas o por las dulces pero ávidas palomitas del siempre ansioso mercado matrimonial de la aristocracia, lord Bromder, heredero del duque de Plintel, no podía imaginar que precisamente alejarse de unas damas solteras y menos de una que aparecía ante sus ojos como constantemente necesitada de protección incluso de su propia persona, era lo que su estancia en Bath no iba a permitirle, no sin atentar contra su honor ni sus deberes para con la Corona. Debía elegir, proteger a una dama de un peligro cierto o protegerse a sí mismo de la dama y del camino que el caprichoso destino parecía empeñado en marcar para él y su futuro. Elegiría bien o se condenaría para la eternidad y no precisamente a los fuegos de los infiernos sino de los de un yugo más certero.