1. Compláceme
Él dice que soy perfecta. Su mascota sin mácula. Su chica buena. Cuando mi tóxico exnovio me abandonó, me quedé hundida y destrozada, y solo ansiaba encontrar a alguien que me dijera que yo valía la pena. Entonces encontré un nuevo trabajo con un jefe que hace que me ponga de rodillas… literalmente. Emerson Grant me incita a hacer cosas que una verdadera secretaria nunca haría. Pero también me hace saber que valgo la pena de verdad. Que soy digna de sus halagos. Hay un millón de razones por las que debería mantenerme alejada de él. El dueño del Club Juegos Prohibidos no es solo mi nuevo jefe, sino que también me dobla la edad… y es el padre de mi exnovio. Con él me siento valorada, adorada… Suya. Soy una buena chica, pero me he enamorado del hombre equivocado. Emerson Grant sabe lo que quiere, y ahora me quiere a mí. Pero ¿hasta dónde estaré dispuesta a llegar para conseguir su aprobación?
2. Contémplame
Soy un voyeur. Eso quiere decir que me gusta mirar, y en mi oficio eso es una bendición.
Soy uno de los propietarios del Club Juegos Prohibidos, y me siento cómodo manteniéndome al margen. Es lo que se me da bien: trabajo mejor solo.
Pero un día me topo con una aplicación para ver a mujeres a través de una cámara, y me encuentro contemplando a la única persona a la que no debería mirar: mi hermanastra.
Esto supone tres grandes problemas: uno, Mia y yo no nos soportamos; dos, ella no tiene ni idea de que yo soy el hombre que está al otro lado de la pantalla, y tres, me estoy enganchando a la aplicación… y a ella.
Mia me hace desear algo que me juré que no volvería a hacer: abrirme y conectar con alguien emocionalmente. Me estoy enamorando de ella, pero ella se está enamorando del hombre misterioso que pretendo ser.
Si quiero que todo salga bien, voy a tener que hacer algo más que mirar.
Pero ¿hasta dónde seré capaz de llegar para seguir contemplándola?
3. Compárteme
Soy un sinvergüenza, un playboy, un golfo…
Siempre he sido un mujeriego y no me importa reconocerlo, así que cuando mi mejor amigo decidió abrir el Club Juegos Prohibidos y me propuso que dirigiera las obras, no iba a decirle que no.
Ahora estamos viajando por todo el país para visitar otros clubes de fetichismo, y soy feliz. La vida es maravillosa.
Pero de pronto Hunter me pide que me acueste con su mujer mientras él mira, y, aunque haría cualquier cosa por él, lo sensato sería negarme; Isabel es la mujer de mis sueños… y es suya.
Al final, la razón por la que debería decir que no se convierte en la que me hace aceptar.
Isabel y Hunter son las dos personas más importantes de mi vida, y una vez que emprendamos ese camino no habrá vuelta atrás.
4. Misericordia
Ella no quiere lastimarlo, solo quiere castigarlo…
Siendo la única propietaria del Club de Jugadores Salacious, Maggie Anderson pensaba que su vida ya era bastante dura. Pero a medida que el club crecía, se sentía cada vez más marginada, la única que no tenía ninguna manía. O eso creía...
Cuando hace un test de fetiches en la nueva app del club y descubre que es una dominatriz, se da cuenta de que quizá no sea tan común después de todo. De hecho, se parece mucho más a su colega, Emerson Grant, de lo que pensaba. Solo hay un problema: no sabe cómo ser una dominatriz. O no lo sabía, hasta que la app la emparejó con alguien dispuesto a aprender. Pero es demasiado joven. Demasiado testarudo. Demasiado guapo. Y, para colmo, el hijo de Emerson.
Beau Grant es un malcriado. Y Maggie odiaría eso de él si no le encantara castigarlo. Sin embargo, empieza a ver que, bajo su actitud, Beau es un incomprendido, un altruista y necesitado de orientación. Pero si busca misericordia, primero tendrá que ganársela.
Ella finalmente sabe lo que quiere y está lista para conseguirlo.
5. El mejor postor
Él no sólo es rico... es asquerosamente rico.
Cuando Daisy Bennett empezó a trabajar en el Club de Jugadores Salacious, nunca imaginó que acabaría en la subasta, lista para conceder una cita al mejor postor. Solo aceptó el trabajo de camarera para aprender más sobre un misterioso hombre del pasado de su madre: Ronan Kade.
Así que cuando Ronan, el hombre más rico del club, gana la cita, Daisy no puede negarse. Pero es demasiado viejo. Demasiado rico. Demasiado arrogante. Y, ah, sí... una vez salió con la madre de Daisy.
Ronan sabe que hay algo en Daisy que le fascina, pero no tiene ni idea de quién es ni por qué parecen tener una conexión tan innegable. Lo único que puede decir con certeza es que le encanta cómo lo llama "papá". Una cita inevitablemente lleva a más, y Ronan está dispuesto a arriesgar su corazón, pero tanto él como Daisy tendrán que ser sinceros sobre los secretos que han estado guardando si quieren tener la oportunidad de tener algo real...
6. Madame
Ella no puede dejarlos entrar. Incluso si son todo lo que ella siempre ha querido...
Como dominatrix profesional, Eden St. Claire ha visto a hombres y mujeres ir y venir. Pero nadie se queda, y a ella le gusta que así sea. Tiene un secreto que proteger y no puede bajar la guardia por nadie. Así que cuando el arrogante, atractivo y sumiso Clay Bradley se abre paso hasta el corazón de Eden, ella hace lo único que siempre se le ha dado bien: lo aparta. Y como buen chico, él escucha.
Pero meses después, cuando vuelve a ver a Clay por casualidad, él no está solo. Lleva del brazo a la mujer más deslumbrante que Eden haya visto jamás: Jade Penner. Y Jade tiene una petición propia: quiere que Eden le enseñe.
Eden sabe que debería decir que no. Entrenar a una mujer que la deja sin fuerzas ya es bastante malo. Pero esta mujer en particular está saliendo con el hombre al que Eden no puede resistirse. Su corazón los desea a ambos, pero su pasado le dice que lo que tienen no es real. Es una receta para el desastre, agravada por el hecho de que conocen su secreto y la aman aún más por ello.
Tal vez sea hora de que Clay y Jade le demuestren a Eden que ella es mucho más que Madame…





