1. Su secreto
Nuestro amor es mucho más que una simple catástrofe.
Me llamo Freya Wilson.
No soy la típica chica de al lado.
Estoy muy lejos de serlo.
Como mi madre me suele decir desde que me gradué del instituto, debería estar planeando mi vida en lugar de estar dando vueltas por la casa en pijama todo el día. Las chicas de mi edad se están preparando para la universidad o aprovechando los cálidos días de verano que California nos regala con creces. No entiende por qué prefiero estar encerrada en mi habitación, viendo pasar el mundo.
Pero hay una razón para mi melancolía que ella nunca conocerá.
Estoy de luto. Lloro un amor que nunca podré tener. Un amor que, si alguien se enterara de su existencia, me juzgarían y ridiculizarían. Marcada con nombres demasiado feos para mencionarlos. Hace años, hice el sacrificio máximo para que nadie descubriera mi secreto.
Sin embargo, ahora mi secreto se pone a prueba. Tendré que superar un último obstáculo.
Cuando el destino me lleva a vivir bajo el mismo techo, la tentación acecha, temo no ser lo suficientemente fuerte para ocultar mis sentimientos. En cuanto lo pongo, mi vida da un giro inesperado y la visión que una vez tuve de la soledad eterna parece inalcanzable. Las cadenas que he tejido a mi alrededor no son rival para la seducción que me brinda la casa de al lado.
No hay escapatoria del amor, y fui un tonto al pensar lo contrario.
2. Arcángeles MC
“Incluso las alas rotas tienen belleza celestial”.
No sé quién soy.
Ni siquiera recuerdo cuál es mi nombre.
Estaba perdida, confundida y rota el día que los conocí.
Mis ángeles.
Para el mundo, no son más que motociclistas malhablados y vestidos de cuero, pero para mí, son mis salvadores.
La luz al final de un túnel muy oscuro.
Sin embargo, a medida que mi memoria comienza a volver a mí en pedazos, temo la oscuridad que se avecina. Tal vez la razón por la que no puedo recordar nada es porque no quiero.
La vida es dulce en el cielo.
Pero el infierno no quiere dejarme ir.
3. Habitación para tres
No odies al jugador, cariño. Odia el juego.
Colega.
Se suponía que sería mi nuevo comienzo.
Le prometí a mi padre que de ahora en adelante sería una buena chica: centrarme solo en el baloncesto y ser buena por una vez. Aparte de él, el baloncesto es mi único amor, así que debo hacer sacrificios por el bien del deporte.
Así que no más peleas.
Basta de charlas basura.
Ya no me meteré más en problemas.
Estaba totalmente preparado para convertirme en ese nuevo y mejorado Spencer Clarke: alguien que sería capaz de abrir las puertas de la NBA con las que siempre había soñado y entrenar a mi propio equipo algún día.
Lo único que se interpone en mi camino son los tres jugadores de baloncesto sexys con los que tengo que compartir apartamento.
Al parecer no recibieron el mensaje de que quería pasar página.
No es fácil hacerlo cuando insisten en jugar sucio.
Es una pena que no tengan idea con quién están tratando.
Pero están a punto de descubrirlo.