Scott Hildreth

Dick 


El día que conocí a Dick, supe al instante cuatro cosas. Uno, que era el hombre más guapo que había visto alguna vez. Dos, que era muy rico. Tres, que era un idiota. Y cuatro, que estaba... ejem... muy bien dotado.
Con el tiempo aprendí mucho más de él. Cosas que habrían hecho que la mayoría de las mujeres huyeran. Pero no soy como la mayoría de las mujeres. Así que, en lugar de huir, corrí en su dirección. Dick no tenía lugar para una mujer en su vida. Era un chico malo. No un intento de chico malo fingiendo. Oh no, él lo era de verdad. Dinero. Armas. Coches rápidos. La policía siempre a un paso detrás de él...
En nuestra primera cita, mientras íbamos en su Ferrari, nos metimos en una persecución a alta velocidad con la policía. Eso fue solo el comienzo. A partir de ahí, las cosas simplemente mejoraron. O empeoraron. Supongo que depende de quién seas y a que le tengas miedo. ¿Yo? No tenía miedo de Dick, ni de su manera de vivir la vida o de su pícara manera de ser. Quería que él fuera mío. Pero, con un hombre como Dick, las cosas nunca son fáciles.
Me llamo Jess. Esta es mi historia, aunque nunca lo admitiré ante un tribunal.