Sugar daddies
Un sitio web de sugar daddy no parece una base sólida para un plan de vida A1, pero soy una chica de pueblo con grandes sueños, y hay un anuncio, un anuncio loco en el que no puedo dejar de pensar...
Dos chicos calientes que buscan a su señorita ideal.
Alguien que pueda entretenerlos, divertirlos, adaptarse a su agenda corporativa.
Y sexo. Quieren sexo.
Mucho sexo.
Un extra, ¿verdad? Una gran dosis de victoria épica.
Por supuesto, los chicos como Carl y Rick tienen sus condiciones. Una es que estén juntos, o que no estén juntos.
Diablos, puedo vivir con eso.
Y no hay esqueletos en su armario de diseñador, ninguno que yo pueda encontrar.
Solo dos sugar daddys calientes, con gustos particulares, nada de qué preocuparse.
Hasta que Carl y Rick sueltan la gran noticia, la que hace que las chicas salgan corriendo. Una hilera entera de ellas delante de mí, corriendo hacia las colinas sin siquiera mirar atrás.
Tal vez yo también debería salir corriendo. Gracias, pero no, gracias. Nos vemos, chicos. Fue un placer conocerlos.
Pero ya estoy demasiado involucrada como para eso.