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Claire Phillips

¿No te lo había dicho, cariño?


Carola nunca imaginó que podría pasar de ser la simple contable de una de las filiales de Hamilton Inc. a ser la persona encargada de realizar la auditoria de toda la empresa. Después de todo, lo único que había hecho para atraer la atención del dueño de la empresa era quejarse de uno de sus superiores sin ser consciente de quiénes la escuchaban. Pasó de ser una desconocida hormiguita dentro de uno de los grandes conglomerados financieros del oeste de los EEUU. a trabajar bajo la mano y la orden directa del dueño de ese conglomerado. Un ascenso estupendo si no fuera porque trabajaría bajo a las órdenes de un hombre que conseguiría arrancar un suspiro de pura inconsciencia a la más experimentada mujer pues parecía hecho para ser admirado y deseado sin siquiera proponérselo. Concentrarse en el trabajo y soñar con su jefe, dos cosas que no sabía si podría hacer, al menos no a la vez. ¿Se podía ser más afortunada y más desgraciada? 
Andrew Hamilton salió de una simple reunión con el director de una de sus filiales con la preocupación de que alguien en su sede central no hacía bien su trabajo y con la alarmante sensación de vértigo que una contable de ojos azules y lengua mordaz provocaba en él con solo posar esos ojos azules en él y, lo más preocupante, con solo mirarla él.
El desvío de dinero en su empresa, el asalto de un empleado resentido en sus oficinas y, sobre todo, una contable que alteraba sus sentidos, eran demasiadas cosas para afrontarlas sin meter la pata las más de las veces, sobre todo cuando admitir los sentimientos por una respondona y peleona mujer no estaban, ni por asomo, dentro de sus planes.